Cuando el rojo impetuoso se detiene
a escuchar la canción por su dulzura
o a admirar la ya célebre pintura
o a pensar en lo que fue y en lo que viene.
Cuando el rojo impetuoso se contiene,
no sigue la pulsión de la aventura,
no escucha su pasión y se procura
pasatiempo feliz que le entretiene.
Cuando el rojo no es rojo y tiende a rosa
y el azul sigue azul y el negro negro,
cuando la vida es triste y perezosa,
cuando en cada "por qué" me desintegro,
cuando mido el valor de cada cosa,
cuando temo el final: fundido en negro.
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