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¿Donde está el verdadero diez?

Lenguaje matemático


0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20

N:                  l  =    Ч 5 6 7 8 9 ∞

Cómo se ve en las figuras de arriba los símbolos numéricos encuadrados son nueve. Los símbolos externos no son numéricos, son notaciones que refieren “ausencia de cantidad” (0) o “numeración de la caja” (1, 2,3…) En cada caja hay nueve símbolos numéricos que contienen en su diseño una relación con las cantidades que representan. En nuestro sistema decimal hemos substituido el décimo símbolo∞ (que hoy día significa infinito) por el símbolo doble 10. Es obvio el motivo viendo los gráficos, se trata de una simplificación ya que el símbolo 10 asume la polisemia de representar al décimo elemento y señalar la primera caja “completa”, es decir con los diez símbolos.
La polisemia además es explicada desde la primaria al señalar la diferencia entre unidades, decenas, centenas, etc. El problema surge cuando el símbolo 10 supone una decena de unidades, siendo a la vez la décima unidad. Utilizar la ausencia de unidades el “0” como unidad tampoco resuelve el problema, de hecho lo complica. La gramática está acostumbrada a la polisemia, pero en matemáticas no es aceptable, ya que es la base del cálculo y del análisis lógico. Casi todas las paradojas conocidas se esconden en la dualidad entre lo real y lo virtual, como en este caso en el número que representa una cantidad real, y la notación que define una realidad virtual, en tanto que construida por el sistema.
Las paradojas, más que errores lógicos, o planteamientos irresolubles son puertas o lazos entre ambas realidades. Ocasiones para unir semánticas de mundos dispares y a través de esas uniones hallar el camino más allá de los límites cognitivos que tan severamente nos hemos autoimpuesto.
Así Einstein, Gödel y los Schördinger son ejemplos de autores limitadores, tanto para la materia como para el conocimiento, pero más que barreras las fronteras se establecen mediante paradojas o ecuaciones paradójicas que deshacen lo que hacen en la medida que lo hacen.
No hay fronteras que atravesar pues los límites son ontológicos, tanto la realidad como la capacidad de comprenderla se agota en el desarrollo de sus propios fundamentos. La lógica no puede conocer la verdad de los enunciados, la materia no puede superar la velocidad de la luz sin perder su categoría material, lo posible y lo real no se diferencian en el mundo cuántico.
Todo es paradójico desde el análisis que llega hasta el final desde una perspectiva que no acepta las dualidades. Aceptando que lo conceptual pueda referirse a fenómenos diferentes y viceversa, y que la materia y el sistema que la define forman un todo que compone la realidad, y no que el sistema pertenece a la definición intelectual humana (es decir, hemos de aceptar que la realidad supone un sistema que tiene una definición per se, la veamos o no, la entendamos o no), la cuestión podría ser muy diferente.
Si la paradoja responde a la polisemia de los códigos humanos, de la cual no escapa la matemática, hemos de aceptar con humildad que son nuestros límites y no los del Todo los que hemos hallado y que, para superarlos, habríamos de volver sobre nuestros pasos conceptuales y redefinir todo aquello confuso, limitado o mal definido.
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20

N:                  l  =    Ч 5 6 7 8 9 ∞

Cómo se ve en las figuras de arriba los símbolos numéricos encuadrados son nueve. Los símbolos externos no son numéricos, son notaciones que refieren “ausencia de cantidad” (0) o “numeración de la caja” (1, 2,3…) En cada caja hay nueve símbolos numéricos que contienen en su diseño una relación con las cantidades que representan. En nuestro sistema decimal hemos substituido el décimo símbolo∞ (que hoy día significa infinito) por el símbolo doble 10. Es obvio el motivo viendo los gráficos, se trata de una simplificación ya que el símbolo 10 asume la polisemia de representar al décimo elemento y señalar la primera caja “completa”, es decir con los diez símbolos.
La polisemia además es explicada desde la primaria al señalar la diferencia entre unidades, decenas, centenas, etc. El problema surge cuando el símbolo 10 supone una decena de unidades, siendo a la vez la décima unidad. Utilizar la ausencia de unidades el “0” como unidad tampoco resuelve el problema, de hecho lo complica. La gramática está acostumbrada a la polisemia, pero en matemáticas no es aceptable, ya que es la base del cálculo y del análisis lógico. Casi todas las paradojas conocidas se esconden en la dualidad entre lo real y lo virtual, como en este caso en el número que representa una cantidad real, y la notación que define una realidad virtual, en tanto que construida por el sistema.
Las paradojas, más que errores lógicos, o planteamientos irresolubles son puertas o lazos entre ambas realidades. Ocasiones para unir semánticas de mundos dispares y a través de esas uniones hallar el camino más allá de los límites cognitivos que tan severamente nos hemos autoimpuesto.
Así Einstein, Gödel y los Schördinger son ejemplos de autores limitadores, tanto para la materia como para el conocimiento, pero más que barreras las fronteras se establecen mediante paradojas o ecuaciones paradójicas que deshacen lo que hacen en la medida que lo hacen.
No hay fronteras que atravesar pues los límites son ontológicos, tanto la realidad como la capacidad de comprenderla se agota en el desarrollo de sus propios fundamentos. La lógica no puede conocer la verdad de los enunciados, la materia no puede superar la velocidad de la luz sin perder su categoría material, lo posible y lo real no se diferencian en el mundo cuántico.
Todo es paradójico desde el análisis que llega hasta el final desde una perspectiva que no acepta las dualidades. Aceptando que lo conceptual pueda referirse a fenómenos diferentes y viceversa, y que la materia y el sistema que la define forman un todo que compone la realidad, y no que el sistema pertenece a la definición intelectual humana (es decir, hemos de aceptar que la realidad supone un sistema que tiene una definición per se, la veamos o no, la entendamos o no), la cuestión podría ser muy diferente.
Si la paradoja responde a la polisemia de los códigos humanos, de la cual no escapa la matemática, hemos de aceptar con humildad que son nuestros límites y no los del Todo los que hemos hallado y que, para superarlos, habríamos de volver sobre nuestros pasos conceptuales y redefinir todo aquello confuso, limitado o mal definido.
Volviendo al inicio del texto, el binomio numérico 0-1 debería ser substituido por 1-∞, el problema de la nada como número desaparecería, el binomio sería la unidad o la totalidad, siendo ésta totalidad un concepto abierto a la continuidad infinita pero cerrado para la serie concreta.
Cada serie independiente y cerrada se construye con sus propios números primos, donde la unidad es nueva cada vez.




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