Y si yo me daba...
¿Por qué me maltrataste?
¡En qué negro infierno te criaste!
Si por placer ya me entregaba,
al juego de los cuerpos compartidos
¿Por qué no lo aceptaste?
¿Por qué trastocaste mis gemidos?
¿Qué placer te dan los alaridos?
¡Por qué aquel tierno juego destrozaste!
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