Los hombres articulan sus sociedades en torno a situaciones figuradas. Establecen juegos de rol que se perciben como realidad ya que se reparten recompensas y castigos que afectan a los individuos de forma tangible. Además, se generan dinámicas que involucran a la cognición, a la imaginación y a la emoción, y que a su vez transforman la realidad material. Esta transformación es el elemento básico de la mentalidad pues define la relación de la sociedad con la Naturaleza.
Cuando una mentalidad es compartida mayoritariamente por una sociedad, todos los miembros de esta recibirán recompensas o castigos, también los grupos minoritarios que no la compartan. La mentalidad perderá su vigencia cuando las recompensas que genera sean escasas o inaccesibles para la mayoría; cuando no dé respuesta a necesidades nuevas; o cuando aparezca otra mentalidad que la substituya al superar sus déficits.
La desaparición de la mentalidad vigente será tanto más costosa cuanto mayor sea la desigualdad dentro de la sociedad que se ha constituido sobre ella. Entendiendo que el coste se expresará como confrontación o una larga y desintegradora decadencia.
Los seres vivos, excluidos los humanos, también forman, en algunas especies, relaciones sociales complejas, la diferencia estriba en su relación con la naturaleza, la transformación de cada especie es sincrónica con la transformación del medio, de tal forma que se puede interpretar como una evolución global.
La humanidad, sin embargo funciona asincrónicamente, de modo que el espacio natural, el ecosistema y cualquier entorno, se ve aniquilado por la acción humana en la medida que no hay retroalimentación sino que la humanidad se desarrolla a expensas de su entorno y no evoluciona con él.
La teoría de la evolución se desprende de procesos colaborativos y de competencia inter y extra especies, el desarrollo humano carece del segundo factor con lo que la especie humana construye un relato por sus propios procesos internos y se desarrolla a través de la dominación y destrucción de su entorno. No se puede hablar de evolución sino de relato histórico, la especie humana reformula el entorno y sus sociedades pero la vida en todas sus especies, incluida la humana, sólo puede extinguirse o adaptarse, pero no evolucionar.
Sin embargo, existe una solución obvia que pasa por la aparición de una mentalidad que soporte una sociedad humana cuyas recompensas lleguen a través de actitudes colaborativas con el medio, estas recompensas estabilizarían la especie y permitirían la transformación colectiva de la vida. Esto es, la evolución.
Para ello habría de desaparecer el elemento más ominoso de la humanidad, el relato, la memoria como prisión. Sólo recuperando la conexión con la Naturaleza y renunciando al tiempo cronológico y su deletérea crueldad podrá la humanidad desengancharse de su ansiedad y su perpetua guerra interna. La búsqueda de la belleza, por efímera que sea, la ejecución artística por encima de la tecnológica, la conexión con la tierra antes que la sublimación, la realidad antes que el relato, la calma antes que la tempestad, la nada antes que la ilusión, el presente siempre. Aion antes que Cronos, y cuando toque Kairos.
Comentarios
Publicar un comentario
Me interesa tu opinión