Cuando se activa un vínculo en el sistema, un elemento se desplaza por la geometría del mismo hasta el otro elemento vinculado. Este desplazamiento es automático y no implica gasto energético. La geometría de nuestro sistema está compuesta por el espacio-tiempo y los vínculos se establecen por el significado-símbolo. Esto implica que los símbolos diseminados en el espacio tiempo dan lugar a un texto, y las vinculaciones lo convierten en un hipertexto.
Al activarse el vínculo es el sistema el que establece una posibilidad excepcional de recorrer la geometría. El establecimiento de un vínculo es una función del propio sistema, la activación se produce, como tantos otros mecanismos más conocidos y frecuentes por el devenir que marca la necesidad y por la casualidad.
Lo especial de un vínculo es que al activarse genera la activación de códigos que se desarrollan en el plano mental, dentro de otra geometría paralela compuesta por el continuo objetivo subjetivo. En ésta el recorrido no necesita que el símbolo aplique una velocidad, solo el azar es necesario. Así pues, el vínculo sistémico depende de la subjetividad de aquel que se involucra.
Considerado el sistema como un hipertexto, entendemos que existen hipervínculos cuya acción es mucho mayor por la magnitud del desplazamiento. En este caso el sistema primero conduce la información (utilizando cualquier elemento simbólico) y después, en función de su capacidad de comprensión, quien la recibe valida el movimiento que se le ha sobrevenido.
En cuanto a los elementos que pueden activar un hipervínculo, han de ser en gran parte formados por lo no exclusivamente material, es decir elementos formales, aquellos que se definen tanto por lo que son como por lo que hacen.
A efectos del sistema, cuando uno de estos elementos formales activa un hipervínculo se traslada por el continuo objetivo-subjetivo hasta donde otro elemento vinculado le “recibe”. Tal atajo tiene que tener sentido para la supervivencia del sistema, sea por motivos evolutivos, de economía u otros.
El continuo espacio-temporal también se ha de ver afectado por los hipervínculos, pues la geometría paralela introduce, desde lo subjetivo, elementos objetivos que se convierten favorecidos por el azar en realidades existentes en el espacio-tiempo, y, lógicamente, lo contrario también ha de suceder. Así el azar modela la realidad vinculando elementos materiales, en función de su significado formal en los infinitos textos subjetivos que pueden hilarse. La labor transformadora de los vínculos se manifiesta en la estructura lógica y en los condicionantes que imperan en el Universo
Cuando la vinculación se completa, el elemento transportado, si deviene una realidad objetiva, esto es física, habrá logrado así una distribución eficiente de los recursos, que se perderían si la geometría inicial no permitiese este tipo de alteración.
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