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El tiempo después de la partida La partida esta acabada, sacrificando  mi dama el enroque de las negras no ha servido para nada. El caballo blanco altivo, la profunda torre alba y el alfil lejano, frío... Mate seguro ¡Qué ataque! La victoria cierra el paso a las negras realidades pero no impide el ocaso de las viejas potestades. Los tiempos que llegan... Los tiempos que acaban...
Tres niños vivían en el arrabal, uno siempre rie, otro está callado, otro tiene un mal. Tres hombres vivían en el arrabal, uno ya no ríe porque vive mal otro está callado, otro ya no está. Un anciano ha muerto en el arrabal, mala vida tuvo, siempre con su mal, asistió al entierro un amigo fiel, estuvo callado, era propio de él, aunque dijo algo; nadie sabe qué.
Alguien, alguien, alguien responderá a la llamada, al clamor que se extiende: al clamor que no acaba; a la luna creciente a la hidra enojada. Alguien, alguien, alguien, que no sea la muerte, que no sea la espada. Alguien que lleve en sus manos la llama olvidada, que se apueste su suerte, que no se muerda la lengua aunque luego reviente. El clamor que todos escuchan pero nadie lo entiende. La hidra enojada, la luna creciente.