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Infierno particular

Infierno particular Es difícil explicar como es un infierno particular, vivir en él acaba siendo lo normal ¡Qué relativo es el Bien y el Mal! El sonido del mar, el color de sus ojos, no se pueden restar al dolor que sin piedad me infligieron los otros. Es incomodo saber íntimamente que la sombra del infierno va a acompañarte siempre. Y sin embargo... hace tiempo ya que no me queda ningún asunto pendiente.

El beso que no te di

La doncella El beso que me une a ti, no es ese que quiero darte, sino aquel que no te di. ¡Qué tristes estos tres versos ahora que no estás ya aquí! Tu boca que no me besa Tu boca que no besé... ¿Qué miedo me tuvo presa si tanto lo deseé?
El callejón sin salida Los seres humanos se autodefinen, buscan explicaciones para su conciencia, su cognición, sus emociones. Intentan revelar el significado del yo y hallar la verdad sobre la realidad. No hacen eso solo, ni siquiera es que sea su principal actividad. Esas disquisiciones son tema de una minoría de intelectuales. Estos tienen en común con los otros en que hacen aquello que se les manda. En el juego de la vida los humanos son los trebejos, la realidad los escaques y todo ese órdago de conciencia, de ego y de emoción una interfaz que les conecta, no con un superyo propio, ni con un dios ni con un inconsciente colectivo, aunque estos nombres no dejan de ser apropiados y hasta graciosos. La conexión es con los auténticos jugadores. Los intelectuales, afortunados ellos, tienen por misión analizar las utilidades  del sistema; utilidades cuyas mejoras teóricas se iran implementando en la práctica,  en cambios de la "realidad"  derivados de cambios de los programas.