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Pandemia, el juego

«Mantengan la distancia social»—Los altavoces lo repiten sin descanso. La misión consiste en hacer llegar los respiradores evitando el ataque, se escuchan disparos pero... —Maldita sea, viejo trasto...Se ha vuelto a estropear el juego ¡Mamá! —¿Qué pasa? ¿No va? —El mando otra vez, y es una pena, me encantan los juegos históricos. —¿A qué jugabas? —A «Covid. La pandemia» —Ah! Nunca se podrá olvidar. Yo era sólo una niña...Apenas recuerdo. No podíamos salir. Sabes... fue entonces cuando el colegio empezó a ser virtual. Aunque no te lo creas, antes todos los niños y niñas íbamos físicamente a la escuela. —¿Y al trabajo también? —Oh sí, la abuela y el abuelo se conocieron en la oficina. Si te conectaras más con ellos te contarían muchas historias de antes de la Pandemia.

La maquineta

La maquineta És un estri que un xic hem oblidat, no pas a l’escola, eina dels infants, tothom se’n recorda un moment donat, ni crec pas que falti entre els dibuixants. Sobta quan la veus en mans dels marrecs, on es llueix efectiva i filosa amb so d’infantesa, mormol de precs, esmola i esmola tota rigorosa. Al nostre temps on ja res no es repara, esclaus d’incomprensible tecnologia la maquineta s’entesta i no para. ¡Ja era digital quan ningú no en savia! Petits vells estris tant infravalorats no puc oblidar-vos, sou amics estimats.

Sinceramente

Si la razón nos informase de que ni entiende ni decide y el corazón de que ni siente ni padece, seguramente descansaríamos tranquilos y envueltos de un aire de fiesta, en un desfile de sinceridades, subiríamos un peldaño hacia la puerta con mucha más pureza que cuando llegamos.