Érase una vez un joven que estudiaba canto y que disfrutaba al ver la emoción que su voz producía en quienes le escuchaban. Un día apareció ante él un ser espectral, que no era otro que el diablo, y le aseguró que podía concederle cualquier deseo que pidiese. El muchacho sin pensárselo mucho dijo que quería ser el mejor cantante del mundo, aunque, en su fuero interno lo que deseaba saber que hacía que las buenas personas tomaran caminos equivocados, pues había visto perderse a buenos amigos. El diablo le dijo que su deseo estaría cumplido en cuanto despertase, al día siguiente. Cuando el joven despertó, la humanidad entera había desaparecido de la faz de la Tierra. Desesperado se dirigió al lugar donde había encontrado al demonio, y lo encontró, esperándolo, con una sonrisa burlona. -¿Qué ha pasado? ¿Qué has hecho? ¿Dónde está la gente?- le espetó, angustiado, el muchacho. - No he encontrado otro modo de cumplir tu deseo – respondió, sarcástico, el maligno – pues sólo siend...